A lo largo de la historia, la mujer ha tenido incontables roles, muchos de ellos imprescindibles.  Como madres, como esposas e integrantes activas de la sociedad en todos los campos, motores indiscutibles del desarrollo de la humanidad e incansables luchadoras por conseguir el bienestar y entregar con incondicionalidad sus mayores deseos de superación por cumplir con aquellas responsabilidades, muchas veces inherentes a su naturaleza.

Desafortunadamente, muchas veces esta importante presencia y preponderancia en la vida de las sociedades fue invisibilizada, aun cuando la mujer por ello nunca se rindió ni dejó de lado sus objetivos personales y sociales.

Todas ellas merecen nuestro respeto, apoyo y solidaridad, bien por sus incansables esfuerzos desde casa educando a sus hijos, desde las instituciones que representan, o desde su lugar de trabajo, han consagrado su vida a construir sociedad, a levantar seres humanos dignos y responsables, a honrar sus principios y valores y a luchar por aquello que les fue negado desde tiempos inmemoriales sin razón alguna.  Desde las batallas más duras libradas en la historia, desde las filas de la ciencia y los números, desde la educación y la crianza, desde el universo de las artes, y la cultura, o desde cualquier oficio o profesión, desde su individualidad y su esencia, las mujeres se han comportado a la altura de las necesidades con resultados excepcionales.Hoy, mañana y siempre, conmemoremos a todas las mujeres del mundo, cada una de ellas ha contribuido al equilibrio, ha entregado puntos de vista diferentes y disruptivos, ha sido portadora de claridad, ha expresado sus opiniones y ha aportado su alto nivel de intuición, ha superado los obstáculos y retado su capacidad de entrega y dedicación.

¡Por todo esto y más… celebremos a la mujer!